Hecho inédito en la Argentina. Un niño de 8 años causa sensación
Su nombre es Ilan Schnaider, vive en el barrio de Palermo, es hincha de Boca, y consiguió lo que ningún otro jugador de ajedrez argentino había logrado: ser el Nª1 del mundo en su categoría.
-¿A quién te gusta parecerte cuando jugás?
-¡A Rocky Balboa! Es el humilde que termina siendo campeón.
Cae la tarde en el barrio de Palermo, a seis cuadras de Plaza Italia, y en uno de los tantos departamentos de la zona, un chico de 8 años, que hace tan sólo un rato salió del colegio, le implora a su mamá que lo deje jugar. No al fútbol en la vereda, tampoco a la Play Station frente al televisor. Lo que pide por favor es que le deje abrir su tablero para jugar al ajedrez.
Se trata de Ilan Schnaider, hijo de Carolina (37) y Ram (42), hermano de Dana (6), estudiante primario de tercer grado y… el mejor ajedrecista del mundo entre los menores de 8 años: un logro inédito en la historia del ajedrez argentino.
Sentado a la mesa del comedor, frente al tablero que le hizo su abuelo, carpintero (tablero que además es su chiche preferido), su mente parece refulgir. Más aún cuando el fotógrafo le propone jugar una mini partida, que acepta sin titubeos. ¿El resultado? Jaque mate en el segundo movimiento en favor del pequeño, claro.
A su papá, quien lo fue introduciendo en la especialidad a los cinco años, le llevó algo más de tiempo ganarle por primera vez. "No me asusta jugar contra personas más grandes que yo. Eso me pasa muchas veces en los torneos. Lo importante es si saben jugar bien", cuenta Ilan sin quitar la vista de las piezas.
Sus perspectivas de crecimiento son enormes, como en otros tiempos las fueron la de otros jóvenes argentinos brillantes convertidos en grandes maestros de la especialidad, como Oscar Panno, Carlos Bielicki, Pablo Zarnicki, y más recientemente, Alan Pichot.
Este 2019 el niño ya ganó por tercer año consecutivo el Campeonato Argentino de Menores (ante 26 rivales), y lo esperan dos citas internacionales extraordinarias: el torneo Sudamericano, durante julio, en Ecuador; y el Mundial de China, para agosto, donde podrá mostrar todo su potencial.
Sus padres, quienes se desempeñan como comerciantes, intentan acompañar su crecimiento "de la mejor manera posible", dice Carolina. "Vivimos bastante alrededor del ajedrez, no sólo por las clases y los torneos acá, en Buenos Aires, sino con los viajes, ya que nos demandan tiempo y muchos gastos. Pero, bueno, creemos importante apoyarlo en su camino, cuidando también su crecimiento personal. Ilan no se agranda ni se achica, va hacia adelante", agrega.
Llega su profesor y por un rato se sumergen en otra dimensión. El idioma técnico que manejan hace que resulte ininteligible para quien no domina el juego y sus secretos. Combinan letras y números. Son jugadas, estrategias, codificadas mediante nomenclaturas o nombres propios. "Entrenar a Ilan es un verdadero desafío para mí. Sus capacidades son infinitas", afirma al final de la clase Lucas Liascovich, Maestro Internacional y entrenador de la Federación Argentina de Ajedrez, quien lo entrena al menos dos veces a la semana.
Su papá muestra con orgullo en el monitor de la computadora cómo Ilan figura al tope del ranking de la Federación internacional entre los menores de 8 años. Dados sus progresos, ya es candidato a la denominación de Maestro. Ram también cuida que su hijo no se tiente a jugar en exceso partidas rápidas (esas en que las piezas se deben mover casi sin mediar pausa) o los juegos de ajedrez que ofrece Internet. Prioriza el valor de la reflexión como método.
Además de gustarle mucho el ajedrez (tanto como las pizzas caseras que le prepara a él y a su hermana su mamá), Ilan está aprendiendo a tocar el violín y ya domina el inglés y hebreo, además del idioma español. "En la escuela me gustan las Matemáticas, además de la hora de Educación Física –cuenta-. Y también jugar a la pelota (es hincha de Boca Juniors) con mis amigos. Me paro como arquero o delantero. ¡Me gusta gritar goles!"
-¿También festejás con un grito cuando ganás una partida difícil?
-(Sonríe) ¡No! No hago nada.
-¿Cuál es tu pieza preferida en el ajedrez?
-(Piensa) El caballo, porque puede dar saltos largos en el tablero.
-¿Tenés que estar muy concentrado todo el tiempo al jugar?
-Sí, es mejor. Si no, el rival puede aprovechar ese momento a su favor y ganarte.
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